Inseminada de tu amor quedé preñada.
Un fuerte lazo nos ataba.
Poco a poco en placenta me convertí.
Y…tu apetito voraz no dejó nada.
Y parió tu amor…
Y tus gritos de recién nacido,
mi calostro demandaron.
Mientras tanto,
lava silenciosa,
de mis ojos manaba
y borraba...
Los pechos doloridos,
a tus demandas se negaban.
Sabían que me consumirías,
dejándome como a un envase vacío.
Y creciste...
y adolesciste...
y te fuiste...
Como si hubieses sido un hijo...
Pero yo, quedé preñada,
de un amor que no subsiste,
sin alimentarse de mí.
jueves, 8 de octubre de 2009
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Life, es muy bello tu poema y con esa contradicción tan humana : está en mi y me consume, aunque no quiera alimentarlo.
ResponderEliminarBesos!!