sábado, 27 de junio de 2009

OLOR A MIERDA

Siento olor, sí
ese rara sensación que en ocasiones nos perturba...
la que precede o antecede a algún suceso extraordinario,
malo por lo general.
Esa percepción,
el aire pesado...
el alma con angustia...
nunca pude clasifcar ese olor especial...
¿A qué huele ese aire pesado?
hoy me doy cuenta que lo que se huele es MIERDA,
aunque hoy sea inolora...ya que esta vez viene disfrazada.
Y no se rasguen Las vestiduras por mi vocabulario
y si lo hacen ,allá Uds. ,yo estoy más allá de todo...
como Mirta Legrand.. ella dijo mierda ,carajo!
porque le salió del alma...
y coincidimos en que a cierta altura de la vida
lo que los demás opinen...
a muchos nos importa ... UN carajo!

Aclaración...(creo que no hace falta)no me refiero e los comentarios del blog esos los amo sean buenos o malos...sólo me referí a la vida real..abrazos desde el alma lectores y ¡Gracias!

MUJER EN ESTADO DE CONSCIENCIA ALTERADA O...¿UNA ALTERADA E INCONSCIENTE?

El hombre águila

Ya hace casi un año y medio que recibí por mail una presentación de power point sobre el águila americana y el proceso que comienza cuando llega a los cuarenta años. Algo en esa presentación quedó flotando entre mis neuronas colapsadas… había una conexión que en ese momento no veía…algo me unía a ese mail…esa extraña percepción que nos invade a veces, ésa que nos dice acá esta la clave…pero por algo no podemos descifrarla…tal vez porque no es el momento aún.

Archivado ahí con los correos recibidos, quedó el asunto del águila y mis elucubraciones, pero los sucesos de los cuales fui testigo directo en los meses subsiguientes no hicieron más que confirmar mi sospecha…Estaba frente a mí un hombre águila…

El día que lo conocí me impactó su mirada…penetrante, cristalina, limpia, inquisidora, profunda, dulce, comprensiva, pero traspasada por el dolor. Esa mirada la había visto antes…era familiar, una sensación de conocerla desde los comienzos…yo recordaba esa mirada…es más me alegraba de haberla vuelto a ver…de dónde la recordaba…ni idea…solo sé que me daba paz y que al fin después de tanto tiempo cruzábamos nuestras miradas.

El hombre acostumbraba a raparse la cabeza hacía unos años. La mayoría de los que lo conocían suponían que era pelado. Sus cejas pobladas e irreverentes enmarcaban esos ojos claros…que difícil resulta describir esa mirada...,irradiaba reflejos de un pasado brillante ,de un presente ausente, de un vacío profundo, cargado de dolor, de agobio y de cansancio de cargar mochilas ajenas y pesadas. El también cargaba cruces. Reconozco que me sorprendió la cantidad de crucifijos que tenía en su casa como también su colección de dagas, espadas y cuchillos. En su escritorio había una calavera, y también un cáliz. Muchos libros y diplomas. Mi sorpresa fue mayor aún al ver cosas tan similares a las que yo en mi casa atesoraba .Una estatua de peltre de Santa Teresita de mi abuela que me acompañaba hacía años, gastada de tanto lustrarla.,él tenia una exactamente igual pero más chica. Frascos antiguos. Un crucifijo de bronce tan parecido al de mi tía abuela…cuando lo saqué del desván a los catorce años no querían que lo lleve y me decían: ¡ Dejá eso que era de la bóveda!…. Pero a mi el crucifijo me encantaba e insistí hasta el cansancio para llevarlo conmigo desde hace 32 años .Nunca le tuve miedo a los muertos…sí a los vivos. Su colección de lapiceras…hacía juego con las que eran de mi padre…la pasión por los pañuelos de seda…también compartida…

Los colores que lo rodeaban eran los mismos que yo elegía para los objetos de mi casa. Los muebles antiguos…los botellones de cristal…nada de lo que había en su entorno me resultaba extraño. Sí me extrañaron algunas fotos…en algunas a los 17 años parecía de 40…Bueno estaba posando para una foto que ganó un premio cóndor de plata…en esa foto tenía un tocado árabe. También un retrato de la misma época hecho por un retratista en carbonillas…era un retrato atemporal…la mirada, los rasgos…

Cuando lo conocí no sabía a que se dedicaba…no preguntaba… algo me decía que no hacía falta preguntar. Con el tiempo fui dándome cuenta de algunas cosas y lo extraño es que ninguna de ellas me pareció extraña. Tomé con absoluta tranquilidad y naturalidad cosas insólitas sin darme cuenta que no eran comunes. Me refiero a las cosas que no hablamos con cualquiera, a los temas que abordamos solo cuando sabemos por percepción que el otro nos va a comprender.

Hasta ahí las cosas eran más o menos comprensibles pero el águila sembró en mí una actitud nueva…me puse a observar algo que estaba notando…algo que no podía asumir, que este hombre al que yo admiraba se autodestruyera en un proceso “natural”.

Lo vi comenzar a decaer físicamente. Poco a poco se consumía y deterioraba .Llegué a presenciar cuando de una trompada dejó que le rompieran los dientes…y los perdió todos. El pudo haber frenado esa mano y no lo hizo. Sabiendo lo que iba a suceder no lo evitaba…Ahí empecé a darme cuenta que hacía tiempo que sabía que el proceso había empezado y jamás hizo nada para dejar de perder todo…absolutamente…TODO.

Lo vi no comer durante meses, él era alto y de espalda ancha…pero se iba consumiendo como una vela…iluminando e irradiando calor. Muchos de los que lo rodeaban celebraban en una ceremonia cuasi secreta que él no volara… que estuviera encerrado en su casa y enfermo Eso era bueno para ellos, nadie los controlaba y abusaban.

El Señor de las montañas que se bañaba en el río helado…casi no caminaba…sólo conservaba su mirada…Sabía perfectamente todo lo que estaba sucediendo pero no lo detenía. Empecé a desesperarme.

Se metió dentro de sí mimo y se enfermó…un rayo de sol iluminó su vida y decidió dejar de raparse la cabeza .Su pelo comenzó a crecer…empezó a alimentarse nuevamente luego de que un odontólogo reconstruyera su boca…

Noté que las uñas le crecían de forma inusual, se las cortaba casi todos los días, también desaparecieron de sus manos algo que al conocerlo me llamó la atención….estaban pobladas de astillas de madera…que las sacaba con una pinza... y lo raro era que el no trabajaba con maderas…

En un proceso de casi un año recuperó de a poco su presencia imponente.

Un mechón de bucles negros cae ahora sobre sus ojos verdes…

Y entonces se puso de pié…gritó y huyeron como ratas cobardes…Mientras él se reponía habían conspirado para que caiga tantas veces…y hoy sé que está íntegro, con las alas desplegadas al viento que tanto ama, ese viento que sopló por mucho tiempo un enorme y antiguo ventilador de chapa ya que no podía ni incorporarse.

Hoy está en la cima de la montaña, íntegro, totalmente renovado y fuerte, a pesar de muchos..., de cara al viento que juega con su pelo, listo para volver a volar.

Solo le pido a Dios que no lo deje mirar hacia abajo, que guíe su vuelo mirando al cielo ya que una vez me confesó que el vacío también lo atrae…

Y la leyenda del águila se hizo carne.

Y hoy está entre nosotros…dispuesto a dar…-úsenme -pidió hace poco.

Y doy fé y soy testigo de estos hechos

Victoria de Samotracia


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