jueves, 6 de agosto de 2009

LA TRAGEDIA PLASMADA



Su piel se oscureció con el tiempo y el cansancio.
Sus manos se tensaron con el vacío.
Su gesto adusto,
el ceño fruncido.
Plasmó el escultor el instante
en el que El miró la mano usada...
Esa mano pagana.
La boca en un rictus perpetuo,
provocado por la palabra violada.
Atroz equivocación causada,
cerrados los oídos a las palabras,
vendados los ojos a las verdades.
La barba crispada le recriminaba,
la actitud cruel e inaudita,
el amor egoista y rayano.
Plasmó el escultor su gesto
comprendiendo la tragedia presenciada.

Puso al gigante inmóvil,
en su clímax, de mística barbarie desatada.
Condenándolo eternamente,
a mirar su mano pagana.

UNA MUJER HERIDA

Una mujer herida,
es un fantasma sin destino.
Es un invierno penoso,
una cabaña oculta.
Un frasco de perfume vacío...
Una mirada aturdida.
Un gesto de espanto.
Una copa vacía.
Un café sin preparar.
Una promesa no cumplida.
Un conjunto de esperas vanas.
Unos oídos que deciden ser sordos.
Una garganta que se niega a emitir sonidos.
Una sinfonía interrumpida.
Un cuadro sin terminar.
Una casa vacía.
Un árbol talado con saña que llora savia...
Un diamante sin pulir.
Un pedazo de vida.
Una poesía inconclusa.
Un desafinado canto de sirena
Una promesa de reparo.
Un absoluto desamparo.
Un ayer conjugado.
Un hoy desesperado .
Un mañana que ya no importa.
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