martes, 8 de diciembre de 2009

ESPERO UN NIÑO...


Marie Ellenrieder (1791(1791)–1863(1863))

" mi alma canta la grandeza del señor" (Magnificat)


Sí ,a la edad que tengo...
espero un niño.
Es la fecha elegida...

No pudo el solsticio de invierno
de alguna forma él eligió el día.
No pudo el abeto pagano,
triángulo simbólico,
ante los deseos de un niño
de adornar un árbol...

Y hoy luego de años de diciembres rebeldes,
sacudidos por la muerte de una madre,
de los que ya no están,
de los que estuvieron sin estar...
de los amigos que se fueron muy temprano,
de los pocos y únicos familiares que se borraron
de mis negaciones a cumplir más años...
Me levanto temprano,
y bajo las cajas...

Soy yo esta vez la que da el primer paso,
antes que despierten...
Los vértices de mi perfecto triángulo.

Y comienzo a preparar la casa.
Como lo hice tres veces en la vida...
preparando cunas y ajuares.
Ya que quiero,
mecerlo nuevamente,
en mis brazos.

Porque hoy estoy más ansiosa que en cada parto.

Porque espero un niño...
un niño especial...
Al que no supe buscarlo,
ni verlo, en cada ser que me ha rodeado.

Hoy lo siento en mis entrañas...
Y lo espero ansiosa,
por eso dí el primer paso,
y por cada rama de abeto que desplegaba
puse en ella un pedido de perdón colgado,
por cada paso que en la vida ,
dí equivocada...
Sé que me faltaron más ramas,
pero al abrir la última ,
colgué en ella,
todos los pedidos de perdón acumulados
aún lo que tengo olvidados.

Porque quiero volver a ver
en mi espejo y en los seres que me rodean
esos ojos únicos y milagrosos
de los recíen nacidos.

Proque hoy asomó en mí,
la niña de cinco años,
manos torpes intentando encaprichada
meter mano ante el inmenso árbol.
Atolondrada,
desenvolviendo,
cada pieza de ese pesebre.
Unico e irrepetible
grabado en mi memoria
y en mi alma.

Y hoy miro el mío,
pequeño...
made in china...
Pero tan simbólico y maravilloso,
como el que armaba a los cinco años...

Sepan comprender...
espero un niño...
Hace días que no podía escribir,
me sentía muy cansada,
agobiada,no me había dado cuenta,
que del amor de un niño,
estaba preñada.
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