Tu mirada me traspasa,
Atraviesa mi cuerpo,
revolviéndome las entrañas.
Son tus ojos dos dagas morbosas
disfrutando el sangriento ritual,
que culmina con mis restos,
en el piso desparramados.
Y te justificas…
¿Y te justificas?
¿Qué clase de religare tienes
para hacer conmigo esto?
Malditos sean tus rituales absurdos,
basura inmunda.
Me dejas sangrar mientras miras.
Te mueves con sigilo a mis espaldas
y olvidas detalles.
No pensaste que este suelo no es firme,
no notaste que hacía rato,
mis nervios crispados,
yacían ovillados...
.......................................................................
Y luego,
cuando me quedé quieta y calmada,
tomaste mi mandíbula con firmeza,
y me besaste ...
En el mismo instante,
en que con tu daga cortabas.
Y parado a mi lado te envaneciste...
Ridículo, asquerosa imitación de humano.
No quise arruinar tu trabajo,
Te engañé y no lo notaste.
A los ojos ajenos
tu tarea fue perfecta,
merced
a mi absoluto y pudoroso silencio.
Y es sólo Dios el que sabe,
qué tan cruel fuiste,
con mi carne.
Y es sólo Dios el que sabe,
que tan macabro y doloroso daño,
en mi esencia causaste…
martes, 15 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)