Una vez más…
La pantalla en blanco y yo
Mis letras y vos.
Anulo la capacidad que me incapacita,
la de pensar.
Guardo el corregir.
Me prohíbo el releer…
Si no pienso brotan y existo.
Las dejo a ellas,
Cedo y me entrego.
Me desnudo frente a vos…
Y aparecen…
Zigzagueantes, alegres y provocadoras.
Me miro las manos…
Mas no veo nada…
Pero...
Las siento brotar,
de mi piel de mi alma y de mis poros.
Vuelvo al teclado y a la pantalla ,
y las miro…
¿De mí salen?
Y estallo en una carcajada envuelta en papeles de asombro…
Solo soy canal…
Cable.
Cauce.
Pluma, birome o lápiz.
Autómata que tipea.
Soporte a veces lienzo.
Allí se regocijan y bailan.
Incoherentes, algo embriagadas
Algunas preñadas.
Y la pantalla se transmuta en blanca sábana…
Mientras…
Suena un abandonado Stradivarius
Que las sacude y las enardece,
Haciéndolas vibrar en su clímax,
cual mareas invadiendo mi continente...
Ay!esta geografía divinamente profana...
Entonces...
Sutilmente...
Cambia la melodía.
Es suave.
Algo triste tal vez…
Y se duermen …
Agotadas de tanto éxtasis y
desmayadas.
En las blancas sábanas,
de esta pantalla…
Mientras observo mi desnudez,
ya sin ningún pudor,
reflejada en tus ojos.
Los que en este momento observan
y leen.
Los que ven...
Los que aún vislumbran...
Los que perciben,
las luces y sombras,
los oasis secos,
los laberintos ocultos,
los restos que quedaron,
de lo que fue mi alma.
Juguete viejo que cobra vida,
cuando las letras llegan,
para jugar una rayuela,
hasta con infierno y cielo.
Acá y ahora,
en esta pantalla.
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