La última copa,remota , ignota
sacío mi sed de agua.
agua pura de manantial...
Después rompí el cristal,
en aquel giro excéntrico y egocéntrico
cayendo exausta sobre los fragmentos .
No era metal, no era el Grial.
Pequeñas laceraciones...unas más.
y sigo sintiendo en mi boca.
el sabor del agua bendita,
su frescura eterna,
tan cristalina
Y nuevamente soy tierra seca , ajada y castigada.
Y no acuso al sol, ni al viento seco...
tal vez si, a la estupidez humana.
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