viernes, 18 de septiembre de 2009

EL ENTIERRO




Con extrema delicadeza prepararon ese cadáver.
Algo les decía que ese ser merecía un tratamiento especial.
El cuerpo frágil,
sus pequeñas manos.
Decidieron sin saber porqué trenzar sus largos cabellos...
La paz encerada de su cara,
aún mostraba los surcos por donde caminaron la soledad y el dolor.
Como había pedido,un lienzo puro de algodón cubríó su cuerpo,
Otrora esbelto, ágil y dispuesto.

Capaz de sacar fuerzas de la nada.
Capaz de generar vida de un desierto.

Sus ojos , ventanas a las estrellas estaban cerrados,
Su boca también, ya no había más reclamos.

Los karmas fueron pagados.

Reinaba el silencio en aquel recinto…
No había flores…ya que sabían que las odiaba.
En su último momento se les ocurrió respetarla.
En el último encuentro recordaron lo que le gustaba…

Hacía frío en aquel lugar.
Era tarde...
Tarde para todo.
Tarde para amar.
Tarde para perdonar.
Tarde para acariciar.
Tarde también para llorar.

Temprano para brindar...

Una extraña brisa con aroma a rosas búlgaras se deslizó y...
acarició los cortinados de seda salvaje y los rostros de los presentes...
También se paseó por la puerta de la casa de los ausentes.
Solo duró un breve instante.El necesario.

Luego la ceremonia... los pocos familiares.
Y ese cajón de ébano supuesto que les vendieron .
llevado por manos algunas ásperas y otras trémulas como alas de pájaros..
Hasta ser depositado en esa fosa.

Hundiéndose en la tierra del nunca jamás.
Hundiédose en la tierra de los que esperan la resurrección de los muertos.
Hundiéndose en la tierra vacía,
en la tierra de nadie, en la tierra santa.

Ingresando al útero de la pachamama que en silencio la recibía,
gozoza de parir de nuevo y...la parió a orillas del mar...

Sí, su padre el mar la recibió.

Y borrados los recuerdos,
satisfechas las cuentas,
Nuevamente a adorada libertad.
Con los pies descalzos en la orilla...
Corrió con el viento y jugó a salpicar agua .
Agarró espuma con las manos y bañó su rostro,
Tomó algas y sintió su húmeda viscosidad…
Se revolcó en la arena sintiéndola como antes.
Los recuerdos de esa infancia de sol y sentidos
habían quedado sin borrar.
Corrió feliz esa mañana…

A lo lejos…
figuras conocidas la esperaban.
Caras familiares pero sin nombres,
esta vez no le impidieron pasar.
Hubo abrazos y sonrisas
y la extraña sensación de estar de nuevo en casa...

2 comentarios:

  1. Que linda es la ilusión de que existe un más allá. Es algo que yo no creo, pero no reniego de quien si cree, todo lo contrario...eso genera la esperanza de que nada termina sino que continúa en otra parte...
    Hermosamente relatado!
    Un abrazo inmenso

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  2. Hermoso! me encantó, sigue llenandonos de ilusion...

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