domingo, 20 de septiembre de 2009

El ritual del equinoccio de primavera



Ella tomó una manzana roja…igual a la que París ofrendó a Afrodita.
Buscó cuatro sahumerios de incienso.
Los clavó en la manzana orientándolos hacia los cuatro puntos cardinales.
Con una paz extraña esparció semillas y puso la manzana en un plato.
Encendió los inciensos y se sentó en su sillón, observando los espirales de humo que se elevaban.
Impertérrita miraba…cómo llevaba a cabo su ritual de equinoccio de primavera.
Meditando como la vida juega a los dados con las cuatro estaciones en nuestros cuerpos.
Trayendo días de verano en nuestros inviernos y primaveras en nuestros otoños…
Confundiendo nuestra piel.
Siempre a destiempo.

¡Vida, deja ya de jugar a los dados, te pareces un soldado romano!

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