Tu mirada me traspasa,
Atraviesa mi cuerpo,
revolviéndome las entrañas.
Son tus ojos dos dagas morbosas
disfrutando el sangriento ritual,
que culmina con mis restos,
en el piso desparramados.
Y te justificas…
¿Y te justificas?
¿Qué clase de religare tienes
para hacer conmigo esto?
Malditos sean tus rituales absurdos,
basura inmunda.
Me dejas sangrar mientras miras.
Te mueves con sigilo a mis espaldas
y olvidas detalles.
No pensaste que este suelo no es firme,
no notaste que hacía rato,
mis nervios crispados,
yacían ovillados...
.......................................................................
Y luego,
cuando me quedé quieta y calmada,
tomaste mi mandíbula con firmeza,
y me besaste ...
En el mismo instante,
en que con tu daga cortabas.
Y parado a mi lado te envaneciste...
Ridículo, asquerosa imitación de humano.
No quise arruinar tu trabajo,
Te engañé y no lo notaste.
A los ojos ajenos
tu tarea fue perfecta,
merced
a mi absoluto y pudoroso silencio.
Y es sólo Dios el que sabe,
qué tan cruel fuiste,
con mi carne.
Y es sólo Dios el que sabe,
que tan macabro y doloroso daño,
en mi esencia causaste…
Recién me he dado cuenta
Hace 4 días
es un deleite, imaginar la intencion punzante de tu retorica. No quisiera estar en los zapatos de la sabandija, el karma no perdona. buena nota.
ResponderEliminarHacia mucho que no pasaba a visitarte,ando algo apartada de este mundillo,perdona intentaré ponerme al día.
ResponderEliminarMuchas veces mil cuchillos pueden causar menos daño que una mala mirada.
Me he quedado muy impresionada con tu entrada
Un beso muy grande guapisima.
Cuchillos afilados!!!! en versos contundentes!!!
ResponderEliminarAnte este poema...sólo un beso y un abrazo...por si sirve para algo!!!
Me encantó volver a leerte, amiga, espero que todo vaya bien.
ResponderEliminarUn beso enorme.